Qué bonito cacareaba

Foto por Mar Sánchez

Foto por Mar Sánchez

Uvas seleccionadas, como el pequeño grupo de personas que componían la reunión. Aspecto brillantenariz intensa y  elegante .  Si algo había a raudales en la velada era, desde luego, brillantez y elegancia. Perfecto equilibrio de madurez y frescor. Sin ninguna duda, combinación interesante la de aquel encuentro de generaciones distintas. Potente, ácidoComo muchos de los momentos de la noche. Larga vida. Directamente asociado al deseo de que aquella sea la primera de otras muchas ocasiones.

Hace unas semanas fui invitada a una de esas reuniones a las que asistes ,en principio, por cortesía . No conoces al resto de los asistentes y desconfías incluso de que pueda haber elementos de afinidad suficientes como para calificar el encuentro como gratificante. Qué malos son los prejuicios, culpables en muchas ocasiones de que dejemos pasar la oportunidad de conocer gente excepcional. No me voy a declarar culpable en el ejercicio de prejuzgar, no es que tuviera una idea preconcebida de la velada, digamos, simplemente ,que mis expectativas no eran muchas. Y me equivoqué, pero como errar es de humanos y rectificar de sabios, en la primera media hora ya intuí que la noche prometía. Abrí la mente y el espíritu y me empapé de interesantes conversaciones y personajes increíbles. Poesía, arte, música y vino… mucho vino.

No es la primera vez que defiendo que el vino se hace para compartirlo, pero hay encuentros que ratifican y certifican la teoría. «El vino en buena compañía sabe mejor». Y a néctar del paraíso me supo este vino blanco de Rioja con alma de Garnacha blanca al 50%, fermentado en barrica y criado durante 8 meses más en roble francés.

Puede cacarear lo que quiera. Presumir, jactarse y vanagloriarse, porque tiene personalidad de sobra para hacerlo, y además lo hace bonito.

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